El entrenamiento de fuerza en niños y niñas ha sido un área de estudio muy importante en los últimos años, donde se ha producido un cambio de paradigma. Un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad Pública de Navarra y el College of New Jersey, de los Estados Unidos, ha demostrado que los centros educativos pueden ser espacios adecuados para mejorar la fuerza muscular de los niños y niñas, mejorando así su salud presente y futura.
Este estudio tuvo como objetivo realizar una revisión sistemática y metanálisis para investigar la eficacia de intervenciones de ejercicio físico en contexto escolar, basadas principalmente en el entrenamiento de la fuerza muscular, en niñas y niños menores de 13 años de edad.
Este estudio tuvo como objetivo realizar una revisión sistemática y metanálisis para investigar la eficacia de intervenciones de ejercicio físico en contexto escolar
El estudio ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista European Journal of Sport Science, liderado por Emilio Villa González, perteneciente al Grupo de Investigación PROFITH y al departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada.
Una reciente actualización de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2020 recomienda que los niños y niñas en edad escolar participen en al menos un promedio de 60 minutos de actividad física semanal de intensidad moderada a vigorosa, incluyendo aquí ejercicios de intensidad vigorosa mediante actividades aeróbicas, así como ejercicios de fortalecimiento muscular y óseo al menos tres veces por semana.
El cumplimiento de estas recomendaciones se asocia con mejoras en la salud cardiometabólica, la composición corporal e incluso el rendimiento académico y calidad de vida de los jóvenes. Sin embargo, recientes investigaciones han mostrado en un total de 49 países, que solo un 34%-46% de niños y jóvenes, respectivamente, cumplen con las recomendaciones.
Específicamente, la participación regular en actividades que incorporen ejercicios de fortalecimiento muscular y óseo, como son la realización de ejercicios con el propio peso corporal, saltos, entrenamientos con bandas o gomas elásticas, mancuernas, barras, balones medicinales, etc., se asocian con cambios favorables en el sistema músculo esquelético de los jóvenes. Además, un bajo nivel de fuerza muscular en la infancia se asocia con una peor competencia motora y funcional de los jóvenes y parece, según las investigaciones previas, que los niños de hoy en día presentan una menor fuerza muscular, en general, comparado con las generaciones anteriores.
Yaira Barranco Ruiz, co-autora del estudio e investigadora de la Universidad de Granada, apunta que “parece que los hábitos de la infancia se conectan totalmente con los de la adultez, teniendo por ello especial importancia la integración de comportamientos saludables en la primera etapa de la vida”. Por ejemplo, ya se conoce que aquellos niños con poca fuerza muscular en su juventud, tienen muchas probabilidades de ser adultos igualmente con poca fuerza muscular.
Se conoce que aquellos niños con poca fuerza muscular en su juventud, tienen muchas probabilidades de ser adultos igualmente con poca fuerza muscular
Habitualmente, el entrenamiento de fuerza y sus derivados estaban más pensados para las personas asiduas a gimnasios que pretendían principalmente buscar mejorar su estética corporal. Sin embargo, al haber mostrado ya la literatura científica que un buen nivel de fuerza muscular puede ser un magnífico marcador de salud, la mejora de esta capacidad física cobra ahora más importancia si cabe. Por ello, a través de este estudio, se ha identificado a los centros escolares como un lugar estratégico para promover este tipo de prácticas de ejercicio físico orientadas al entrenamiento de la fuerza.
Según Avery D. Faigenbaum, considerado como uno de los mayores expertos a nivel mundial en la temática de entrenamiento de la fuerza en jóvenes y también autor en esta publicación, comenta que, en general, “la mayoría de los niños de entre 5 y 7 años suelen tener una madurez emocional suficiente para comenzar a participar en actividades deportivas y, por lo tanto, podrían estar preparados para realizar programas de fortalecimiento muscular y óseo, siempre y cuando esté supervisado por profesionales del ejercicio físico y adapten los programas a las características de los jóvenes”.
Como hallazgos más importantes del estudio, los autores reflejan que los ejercicios de fortalecimiento muscular y óseo, realizados al menos 3 días por semana dentro del contexto escolar, pueden mejorar el desarrollo de la aptitud muscular en niñas y niños.
Además, se recomienda la utilización de intervenciones integradoras, que incluyen una variedad de actividades y materiales que promuevan el entrenamiento de la fuerza y acondicionamiento físico general, como estrategia prometedora para promover la aptitud muscular y la salud en el entorno escolar.
Emilio Villa González destaca que el siguiente paso debe ser aumentar la conciencia de los familiares, olvidando mitos del pasado en relación con el entrenamiento de fuerza en niños; y mejorar la formación de los docentes de Educación Física y otros profesionales, ya que estos entrenamientos, como cualquier otro, deben de estar adecuadamente diseñados para atender a las necesidades de los más pequeños.