El sistema inmunitario y el ejercicio físico están muy relacionados.
¿Es la inmunidad de la mucosa intestinal un mecanismo de defensa?

Pero yendo a lo cotidiano: ¿qué podemos hacer para entrenar el sistema inmunitario?


En la infancia
Se ha hablado mucho de los beneficios inmunológicos de la leche materna. Siempre que se pueda, la alimentación materna debe priorizarse sobre la artificial.

Con una buena alimentación, se puede ayudar a entrenar el sistema inmunitario


En el adulto
Aquí hablaremos de tres pilares básicos: alimentación, ejercicio y control del estrés.

Alimentación. Ya hemos hablado de la importancia de la microbiota intestinal en el desarrollo y funcionamiento del sistema inmune. Además, existen una serie de micronutrientes que son imprescindibles para este sistema. Por lo tanto, la dieta debe constar de alimentos o complementos alimenticios ricos en:
Fibra. Puesto que la fibra tiene un efecto prebiótico. Es decir, favorece el desarrollo de las bacterias probióticas.
Probióticos. A partir de los alimentos fermentados o como complementos alimenticios.
Vitaminas A, E, C, B, D y oligoelementos como zinc, selenio y cobre. Podemos encontrarlos en muchos alimentos. Aquí destacaremos los vegetales, ricos en la mayoría de las vitaminas, especialmente ajo, cítricos o brócoli. Mencionaremos también al chocolate como un estupendo antioxidante y no dejaremos de señalar el alto contenido en zinc de los crustáceos. Por supuesto, cuando sea necesario o la dieta no lo aporte, se pueden utilizar los complementos alimenticios.


Ejercicio. Se ha demostrado que el aumento de la actividad física aumenta la actividad de los leucocitos y por otra parte, el aumento de la temperatura corporal que produce el ejercicio, dificulta el crecimiento bacteriano. Además, el ejercicio mejora la oxigenación y el oxígeno es necesario para el metabolismo celular, también por supuesto para el metabolismo de las células inmunitarias. Es cierto que el ejercicio intenso, por aumento del metabolismo del oxígeno, aumenta la producción de radicales libres, lo que puede producir el efecto contrario.


Control del estrés. La relación del estrés y el funcionamiento del sistema inmune está bien establecido en la psiconeuroinmunoendocrinología. El estrés crónico produce aumento de la secreción de cortisol, que actúa disminuyendo la acción del sistema inmune. Muchos estudios han demostrado ya la influencia negativa del estrés en la actividad linfocitaria. Las técnicas de relajación y de control del estrés mejoran la función defensiva. Por supuesto, un descanso adecuado y un sueño reparador son imprescindibles para conseguir esto.


Conclusiones
Resumiendo, hay relación entre sistema inmunitario y ejercicio físico, parece que los médicos siempre recomendamos una alimentación equilibrada, ejercicio físico, descanso adecuado y control del estrés. Con esto, pretendemos resolver cualquier problema que tenga el paciente. Pues es verdad.

Con estos pilares básicos conseguimos un estado de salud que va a manifestarse en todas y cada una de las funciones del organismo. En este caso, al hablar de cómo entrenar el sistema inmunitario, una vez más hemos tenido que apelar a estar normas básicas de salud, que han demostrado su influencia positiva en la defensa del organismo frente a posibles patógenos.