Las causas del dolor cervical pueden ser múltiples y suelen ir desde posturales hasta enfermedades inflamatorias crónicas. Hoy nos vamos a centrar en la parte alta de la espalda, la columna cervical. Veremos las causas y soluciones para evitar y acabar con el dolor cervical. Ya que a veces, este tipo de lesiones influyen en la cintura escapular generando dolor de hombro.

En numerosas ocasiones asociamos el dolor de espalda a la zona lumbar, pero éste no solo se sufre en ella. Con más frecuencia, debido al mantenimiento de malas posturas, como las adquiridas delante del ordenador o por causas como accidentes de tráfico… el número de personas que padecen dolor de espalda asociado a la zona cervical se incrementa.

Desde el punto de vista anatómico, la columna vertebral, se divide en cinco regiones: cervical, dorsal, lumbar, sacra y coxígea. 

  • Vértebras cervicales

Centrándonos en la región cervical, observamos que incluye 7 vértebras, que podemos dividir en dos zonas. La primera formada por las vértebras C1 y C2, nombradas como Atlas y Axis, respectivamente. Éstas están unidas al cráneo y nos permiten realizar pequeños movimientos de flexión y extensión y la mayoría de los movimientos de rotación. Sólo cuando se realizan movimientos de gran amplitud intervienen el resto de vértebras.

La vértebra Atlas es el punto neurálgico de todo el sistema. Se encarga de la comunicación interactiva entre el cerebro y el resto del cuerpo. Si existe una desalineación del Atlas, esta comunicación está alterada y se crea un déficit neurológico.

  • Los ligamentos de la columna cervical

Son prácticamente igual que en el resto de la columna, a excepción de una pequeña y complicada malla de ligamentos que existe en la unión de la cabeza con las dos primeras vértebras. Es muy importante para la prevención de lesiones de hombro.

  • Los músculos de la columna cervical

Al igual que con los ligamentos, la mayoría de los músculos de esta región son comunes al resto de la columna, excepto algunos laterales como el esternocleidomastoideo y otros anteriores más débiles. Los situados en la parte posterior, en la nuca, son muy potentes. Los 6-7 Kg que pesa la cabeza son sujetados por la columna cervical en su tercio posterior. Esto hace, que estos músculos estén siempre contraídos para que la cabeza no se caiga hacia delante, pudiendo ser una de las causas del dolor cervical.

Los músculos posteriores realizan la extensión, los anteriores la flexión y los laterales la rotación e inclinación. Al igual que con los ligamentos, existen pequeños músculos entre el cráneo y las dos primeras vértebras.

  • Los nervios y las raíces

Las raíces nerviosas se encargan de enviar impulsos motores y recoger la sensibilidad de las extremidades superiores. Tienen especial importancia dos nervios que salen entre el Atlas y el Axis, uno a cada lado, que suben por el cráneo hasta las cejas. La contractura de estos nervios puede ser una de las causas del dolor de cabeza, que muchas veces va asociado al dolor cervical y en sus procesos más graves pueden dar lugar a hernias de disco.

Tipos de dolor cervical

Son varias las causas y tipos de dolores asociados a la región cervical de la espalda.

1. Dolor de origen muscular y ligamentario

Podemos descubrir si éste es el origen de nuestro dolor cervical haciendo unos sencillos ejercicios consistentes en estirar los músculos de la nuca llevando la cabeza hacia delante y luego hacia la izquierda o derecha. También si aplicamos calor o descansamos y el dolor disminuye o desaparece. En todos estos casos estamos hablando de un dolor cuyo origen está en los músculos o ligamentos. Es debido al mantenimiento de una misma postura o repetición de un movimiento. Se acentúa con la tensión o si se está preocupado o estresado. Y se aprecia una sensación de quemazón, contractura y un dolor sordo y continuo.

2. Dolor de origen facetario

Para saber si el dolor tiene su origen en las facetas de las articulaciones realizaremos el ejercicio de llevar la cabeza hacia delante e intentamos tocarnos el pecho con la barbilla y seguido llevamos la cabeza hacia detrás intentando mirar el techo. Esta es una referencia en las causas del dolor cervical. Si cuando llevamos la cabeza hacia atrás surge el dolor es muy probable que su origen sean las facetas. Dicho dolor lo notaremos en la nuca, cabeza y cráneo, aunque puede irradiarse hacia los omóplatos. Es un dolor agudo, que corta la respiración, y ha podido surgir por un falso movimiento o un mal gesto.

3. Dolor de origen discal

Haremos los dos primeros ejercicios igual que en el caso anterior, el que añadiremos y que nos dará la pista para saber si el origen está en los discos es que intentaremos llevar la oreja al hombro, ayudándonos de la mano que hace presión hacia abajo, mientras nosotros intentamos llevar la cabeza hacia el lado contrario, estirando los laterales del cuello.

En este caso, el dolor aparece cuando llevamos la cabeza hacia delante y luego la empujamos hacia abajo. Lo notamos en la nuca, irradiando hacia el hombro y brazo. Sin llegar a la mano y dedos. Igual que en el caso anterior, suele aparecer con un mal movimiento o gesto. El dolor es sordo y progresivo y puede ser muy intenso.

4. Dolor originado en las raíces nerviosas

Cuando tengamos dificultad para levantar el brazo o pérdida de fuerza en los dedos de la mano, debemos sospechar que la causa es la comprensión de una raíz nerviosa. Si el dolor, que parte de la nunca, llega hasta el antebrazo, muñeca y dedos, si sentimos hormigueo o se nos duermen los dedos,… son señales que tenemos que tener en cuenta para saber que el origen está en las raíces nerviosas.

Las causas son similares al dolor discal, aunque con frecuencia suelen ser por el mantenimiento de una postura con la cabeza hacia abajo o por sobrecarga en los discos. El dolor es sordo y progresivo al principio, llegando a ser intenso, y con el tiempo se hace constante y lancinante.

Ejercicios útiles para la columna cervical

Una vez hemos visto las causas del dolor cervical, pasemos a la práctica. Antes de realizar cualquier ejercicio de los siguientes, conviene como en cualquier deporte, realizar una serie de movimientos de calentamiento que nos permitirán evitar lesiones y dolores musculares. En el caso de la columna cervical estos ejercicios son muy sencillos: Sujetando el cuello con una mano, podemos realizar pequeños y lentos movimientos verticales y horizontales. De manera similar, pero ahora pequeños círculos en una dirección y en la contraria. Colocamos la mano entre el cuello y el hombro y realizamos movimientos verticales de arriba y abajo con el hombro. Despacio. Posteriormente hacemos movimientos hacia delante y hacia atrás.

Una vez que hemos calentado, podemos realizar los ejercicios de estabilización de la columna cervical que os explico a continuación:

  • Sentados en una silla, con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo. Las rodillas formando un ángulo de 90º, nos colocamos un saco de 1 Kg aproximadamente sobre la cabeza. Contraemos los abdominales y bloqueamos  la pelvis. La respiración normal.
  • Posteriormente hacemos el mismo ejercicio, pero ahora mantenemos la posición de bloqueo contando hasta 6, relajamos y contamos hasta 6.
  • Ahora de pie, con el saquito en la cabeza, hacemos respiraciones lentas y profundas.
  • Ahora hacemos movimientos muy lentos con el cuello hacia delante y hacia atrás, hacia la derecha y hacia la izquierda.
  • De manera similar, ahora hacemos giros hacia la derecha y hacia la izquierda.
  • Seguimos con el saquito o paquete en la cabeza y caminamos por la habitación, con una respiración amplia y lenta.
  • Finalmente nos colocaremos pegados a una pared, con los pies separados a la anchura de las caderas y alejados unos 20 cm de la pared. Repetimos, en esta posición, los bloqueos de pelvis que hemos realizado anteriormente. Mantenemos la postura 6 segundos, relajamos otros 6 segundos y repetimos.

Por último, como en el deporte, debemos estirar los músculos con el fin de evitar daños. Normalmente la contractura o acortamiento es de los músculos posteriores o laterales, en cualquier caso, para saberlo con exactitud realizaremos movimientos en todos los sentidos. Estiraremos hacia el lado que notemos tirantez. 

  • Estiramientos de los músculos posteriores o extensores: Sentados o tumbados, colocamos las manos entrecruzadas en la nuca. Después realizamos la flexión de la columna cervical lentamente con ayuda de las manos. Continuamos, muy lentamente, hasta que notemos sensación de tirantez. Mantenemos la posición entre 15 y 20 segundos y deshacemos la postura. Repetimos. Este tipo de ejercicios también liberan la tensión desde la zona lumbar hasta las rodillas.
  • Estiramientos de los músculos laterales que rotan e inclinan: Sentados, con la espalda recta y pegada al respaldo, colocamos una mano por encima de la oreja contraria. Intentamos llevar la barbilla a la axila del brazo levantado. Mantenemos, relajamos y repetimos lentamente.
  • Ejercicios de reprogramación cervical: Estos ejercicios son para recuperar o reprogramar los esquemas de movimiento que están afectando al sentido de la vista y el oído, los cuales están íntimamente ligados a la columna cervical como ya hemos mencionado anteriormente.
    • Sentados y con la espalda bien pegada a la pared empezamos haciendo respiraciones lentas y profundas. Después intentamos estirarnos hacia arriba como si quisiésemos crecer y llevamos la nuca hacia la pared.
    • Colocamos una mano plana en nuestra mejilla. Sin mover la cabeza, intentamos seguir con los ojos el desplazamiento hacia arriba, abajo, derecha, izquierda de un dedo de la otra mano. Después hacemos lo mismo, pero ahora intentamos seguir con los ojos el movimiento de alejarse y acercarse del dedo.
    • Nos sentamos en una silla, espalda recta y el saquito en la cabeza. Intentamos levantarnos y sentarnos, con la espalda bien recta y manteniendo el equilibrio sin que se nos caiga el saco.
    • A cuatro patas en el suelo,  con la espalda recta, el saco en la cabeza y los brazos a la anchura de los hombros, realizamos movimientos de rotación e inclinación hacia un lado y hacia el contrario. Después, en la misma postura, hacemos flexiones y extensiones de cuello. Y seguimos hundiendo los riñones y ahuecando la zona lumbar y después redondeando la espalda.
  • Ahora nos sentamos en el suelo, con la espalda bien recta y manteniendo el equilibrio del saco sobre la cabeza. Levantamos la pelvis de un lado y estiramos la columna y la cambiamos.
  • Dibujamos una figura y la sujetamos en la pared. Hacemos un tubo de papel y miramos a través de él la figura. Cerramos el ojo contrario. Espalda recta. Seguimos con la mirada el contorno de la figura y repetimos varias veces.

Todos estos ejercicios son muy útiles tanto para prevenir como para reprogramar los movimientos habituales que hacemos y que nos están causando dolor o molestia. Pero recordad que lo mejor, y sobre todo, si el dolor persiste es acudir a un médico especialista.